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La radioafición continúa viva y activa en Dos Hermanas

La radioafición continúa viva en Dos Hermanas

ESPAÑA.- Las redes sociales y las nuevas tecnologías irrumpieron en el siglo XXI como un nuevo método de intercomunicación entre personas y entidades. Sin embargo, más de un centenar de años antes ya existía la radioafición, un sistema que bien podría definirse como el precursor de estas. Según su definición oficial se trata de «un servicio de radiocomunicación que tiene por objeto la instrucción individual, la intercomunicación y los estudios técnicos, efectuados por personas debidamente autorizadas que se interesan por la radiotecnia con carácter exclusivamente personal y sin fines de lucro». Es decir, en el mismo espacio se mueven y hablan entre sí.

En el municipio nazareno existe una asociación que engloba a personas dedicadas a esta afición y cuya sección local lleva por nombre EA7URO (Unión Radioaficionado Orippo). Nació hace más de cuatro décadas y sigue estando activa.

Los radioaficionados deben tener todos una licencia y superar una serie de pruebas para conseguirla. Una vez la obtienen, y gracias a sus equipos – desde uno simple portátil hasta la emisora más sofisticada con los últimos adelantos tecnológicos y, por supuesto, antenas – pueden comunicarse con todo el mundo. Ellos fueron quienes descubrieron las ondas cortas, que permite enlazar los cinco continentes por radio con no demasiada potencia. De esta forma, sus experimentos y estudios han contribuido al avance de las radiocomunicaciones.

La parte técnica es fundamental ya que hay una gran comunidad de radioaficionados que se dedican a diseñar y fabricar equipos, antenas, software, que ceden gratuitamente a la comunidad mundial. Y últimamente ha habido un gran auge en las comunicaciones digitales, a través del ordenador conectado a los equipos de radio.

El presidente de la URE Dos Hermanas, Carlos García Muñoz, cuenta que «sus equipos avanzan al mismo ritmo que la tecnología y mejoran vía ordenador».

En su sede, muestran una ínfima parte de lo que tienen aunque cada uno, en sus hogares, es donde realmente disponen de sus equipos que, dependiendo del espacio pueden llegar a ocupar una habitación entera.

Todos los países tienen una asociación y cada una cuenta con un código -distintivo de llamada-, con el que cualquier radioaficionado con solo escucharlo sabe de dónde proviene esa emisión. Además, cada radioaficionado posee un indicativo único y conoce un lenguaje universal por el que puede comunicarse con cualquier persona hable o no español.

Uno de los socios de URE Dos Hermanas, Manuel León, explica que «la mayoría de las comunicaciones las hacemos por las noches y siempre los equipos están encendidos. De ahí que tengamos que estar en una habitación o una sala apartada para no molestar y que no nos molesten». «En cuanto a los temas de los que hablan son muy variados, deportes, tecnología, sistemas,…», apostilla.

Pueden llevar hablando años con otros radioaficionados, entablar una amistad, compartir opiniones, aunque no verse nunca ya que todo se hace a través de determinados sistemas de comunicación con equipos, utilizan la voz -fonía-, gran variedad de sistemas digitales pero también se emplea la telegrafía -código morse- que, aunque parezca algo del pasado, está muy presente en las bandas de radioaficionados, sobre todo, dentro del colectivo QRP -comunicaciones con baja potencia-. En esta última, el presidente de URE DH es todo un experto.

Entre los atractivos de este hobby otro socio, José María Castillo, describe que son muchos. Así, por ejemplo, «hay desde quien se dedica a charlar con sus amigos por la radio al que se dedica a la radioastronomía, pasando por concursos, satélites o hasta expedicionarios que van a una isla remota del Pacífico y pueden comunicarse con el resto del mundo gracias a estos equipos».

Además de una afición, desconocida para muchos, el radioaficionado Juan José Mariscal apunta que «ha habido muchas empresas que han apostado por sus avances y los han comercializado». De esta forma, sus investigaciones han contribuido a una mejora en la sociedad de las telecomunicaciones.

Los radioaficionados pueden comunicarse en las circunstancias más adversas, por lo que la radioafición constituye un medio eficaz de comunicaciones en casos de catástrofe, y así se reconoce en el Reglamento de Radiocomunicaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). «En caso de catástrofe estamos a colaborar con las autoridades», señalan. «Uno de esos momentos fue el caso del desastre de Chernóbil, cuando pedían medicinas, por ejemplo, y las hacíamos llegar. Las comunicaciones no funcionaban y eran escasas pero nosotros sí podíamos comunicar», recuerdan.

Además, dentro de URE se ha creado Emcom España, con el objetivo de integrar y capacitar a los radioaficionados dentro de la estructura de servicios de comunicaciones de emergencia.

Muchos recuerdan cuando podían comunicar un accidente de tráfico o un incendio a través de las emisoras, en una época que no existían los móviles y esa colaboración ciudadana era de vital importancia.

Quienes se dedican a esta afición tienen una media de edad alta, en torno a 55 años o más y la gran mayoría son hombres. El perfil socioeconómico es muy dispar ya que hay profesionales de diferentes sectores – electricidad, docencia, medicina, …- incluso actores de cine y hasta monarcas.

En España hay más de 33.000 licencias, en las que se incluyen las personas físicas, las estaciones colectivas de asociaciones y las estaciones desatendidas (repetidores y balizas). En Sevilla son unas 1.298 licencias.

El periodo del confinamiento provocado por la Covid-19 hizo que repuntara el número de radioaficionados que, por algún motivo, se habían apartado de la afición, así como nuevos radioaficionados procedentes de la banda ciudadana o del mundo de la radioescucha.

Actualmente, desde la Unión de Radioaficionados de España se han puesto en marcha programas en los colegios e institutos para incentivar este hobby entre los más jóvenes.

Fuente y foto: sevilla.abc.es