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Cómo hablar con un astronauta en el espacio

Cómo hablar con un astronauta en el espacio

“Si estás listo, voy a pasarle el micrófono al primer estudiante. Cambio”, le dijo en inglés un radioaficionado desde Italia al astronauta de la NASA Josh Cassada. Cassada, ya con el transmisor de radio en mano mientras flotaba en la microgravedad de la órbita terrestre baja, estaba preparado: «Te oigo alto y claro, y estoy listo para las preguntas. Cambio».

La Estación Espacial Internacional, el laboratorio del tamaño de una cancha de fútbol que orbita la Tierra a unos 400 kilómetros de altura, iniciaba en esos momentos su sobrevuelo sobre el océano Atlántico. Decenas de estudiantes de ocho centros educativos del Caribe y Centroamérica aguardaban con entusiasmo y nervios el momento en el que empezarían su conversación con el astronauta, quien respondería a sus consultasen directo. Los alumnos habían seleccionado las preguntas con especial cuidado. Las habían ensayado durante meses, ajustando el tiempo que les llevaba hacerlas en inglés.

Tras la señal desde Italia, el estudiante Raúl inauguró el evento desde Panamá: “¿Qué es la Estación Espacial Internacional? Cambio”.

El contacto del 23 de noviembre del 2022 tuvo lugar en el marco del programa de radioaficionados en la Estación Espacial Internacional (ARISS, por sus siglas en inglés). ARISS ofrece a estudiantes de todo el mundo la oportunidad de hacer preguntas directamente a un astronauta en órbita mientras aprenden los conceptos técnicos básicos de las operaciones de los radioaficionados.

Durante este tipo de eventos, las preguntas pueden ser sobre las investigaciones científicas y las demostraciones de tecnología a bordo de la estación, las observaciones de la Tierra que son posibles desde la órbita terrestre baja por la que navega la estación, e incluso sobre la vida cotidiana de los astronautas que viven y trabajan allí.

Durante el contacto con Cassada, los estudiantes tuvieron la oportunidad de aprender sobre la investigación y el seguimiento de los desastres naturales, vistos desde la perspectiva única de la estación: desde huracanes y erupciones volcánicas, hasta tsunamis y erosión costera.

“¿Qué puede ser más inspirador que hablar con un astronauta que está actualmente en el espacio? Lo hace más tangible, humano y cercano”, señala Ana Guzmán, especialista en comunicaciones digitales, quien ayuda a coordinar los eventos de ARISS desde el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, Texas.

El programa educativo que se inició en el año 2000 ya ha conectado a más de 250.000 participantes con la estación espacial y con más de un centenar de miembros de la tripulación, ayudando a inspirar a las nuevas generaciones de científicos e ingenieros. Desde el primer contacto ARISS, se han formulado preguntas en más de una docena de idiomas, incluido el español. El primer contacto con estudiantes en Venezuela lo hizo en español Joe Acabá, astronauta de la NASA de ascendencia puertorriqueña, y hoy día jefe de la Oficina de Astronautas.

“ARISS ayuda a los educadores a utilizar una herramienta interesante y divertida para captar la imaginación de los estudiantes aumentando su curiosidad por aprender más sobre ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas [STEM, por sus siglas en inglés]”, dice Guzmán. “En un mundo que es cada vez más digital, hacer un trabajo práctico con la radio amateur y la tecnología relacionada da a los estudiantes una oportunidad más dinámica para aprender sobre estos temas”.

Un astronauta en el aula

Durante un contacto, el astronauta se convierte en maestro por unos minutos, y los estudiantes en tierra pueden aprender de primera mano todo lo que sucede en el satélite más grande que la humanidad ha construido. “La investigación, la fabricación en el espacio y el desarrollo de nuevas tecnologías en la órbita terrestre baja serán habituales en un futuro próximo. La microgravedad ofrece un entorno único que los laboratorios en tierra no pueden ofrecer. Los laboratorios a bordo de la estación pueden desvelar misterios, resolver problemas y proporcionar nuevos descubrimientos que pueden beneficiar a la humanidad en la Tierra”, explica Guzmán. “Es importante que los estudiantes sean conscientes de esas posibilidades y de las oportunidades que pueden brindar”.

Y pueden aprender todo esto a través de una conversación realmente memorable.

“Cuando dijo ‘acabamos de pasar por encima de Santa Lucía’ fue así como, ¡el astronauta nos vio!”, cuenta Nadia Joseph-Biscette, docente de Geografía en la escuela St. Mary’s College en esa isla del Caribe. Joseph-Biscette, quien fue una de las coordinadoras del contacto con Cassada en 2022, recuerda los vítores de los estudiantes cuando el astronauta de la NASA les comentó que había visto Santa Lucía hacía un momento. De aquella instancia llena de entusiasmo y adrenalina, también destaca cómo los compañeros animaban al estudiante que había sido seleccionado para hacer la pregunta al astronauta. “Estaba tan emocionado; iba a representar a la escuela”, cuenta la docente.

Joseph-Biscette afirma que fue “una experiencia muy gratificante”, y que el evento inspiró a varios de los alumnos a interesarse por el área de la ciencia y la tecnología, y la curiosidad por el espacio. “Disfruté aprendiendo sobre ello y ayudando a los alumnos a aprender también”.

Como educadora de geografía y de medioambiente, dice que el contacto con la estación le recordó la importancia de la diversidad de perspectivas. “Ahora estoy incorporando mucha más fotografía aérea cuando estoy mostrando algunos de los fenómenos que estamos aprendiendo, especialmente si se trata de un huracán o de actividades humanas”, explicó. “La diferente perspectiva nos ha ayudado a poner las cosas en su contexto y a comprender la gravedad del cambio climático”.

“Son meses de preparación para una experiencia rápida e inolvidable, pero merece la pena cuando los educadores y mentores ven las sonrisas en las caras de todos los estudiantes”, concluye Guzmán.

Un telepuente desde Argentina

Al igual que la estación espacial, la radioafición representa una colaboración multinacional entre distintas organizaciones para lograr un propósito común. Los contactos con astronautas son posibles gracias a los numerosos socios internacionales que apoyan el programa ARISS en colaboración con la NASA: la Corporación Espacial Estatal ROSCOSMOS, la Agencia Espacial Canadiense, la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón, y la Agencia Espacial Europea.

También gracias a radioaficionados en todo el mundo, que no solo se desempeñan como mentores de los alumnos que harán un contacto, sino que lo hacen posible tendiendo un puente invisible entre la estación y los estudiantes.

Luis Funes, un docente jubilado de escuelas rurales en Neuquén, Argentina, es radioaficionado desde hace unas tres décadas, y voluntario de ARISS desde hace más de 15 años. Funes, que hoy vive en la provincia San Luis, es uno de los dos radioaficionados de ARISS que operan una estación de telepuente en Sudamérica (su indicativo es LU8YY). Un telepuente es una estación que facilita el contacto en sí, comunicándose por radio con la estación, y conectándola por teléfono al centro educativo en cuestión. “Mi finalidad es lograr que todos los países sudamericanos tengan al menos un contacto ARISS”, dice el argentino. Funes también es vicepresidente de la asociación civil sin fines de lucro AMSAT Argentina, dedicada al estudio de las comunicaciones satelitales.

En el 2022, Funes impulsó y junto con otras instituciones organizó un contacto entre la estación espacial y alumnos de la Escuela Provincial N° 38 de la Base Esperanza, la estación científica Argentina en la Antártida. Se trató el primer contacto entre la estación y el continente antártico. “Fue un evento fantástico, realmente llena de emociones”, recuerda el radioaficionado de 73 años. “Se me llenaban los ojos de lágrimas; cada contacto me emociona porque yo lo vivo con la misma intensidad que ellos, a pesar que ya tengo la experiencia en esto”.

Para este contacto con el astronauta de la NASA Kjell Lindgren, el moderador fue un mentor de ARISS argentino ubicado en Italia; la estación telepuente estaba en Bélgica. El moderador del evento se comunica con el astronauta a bordo e indica a los estudiantes cuándo hacer su pregunta. El contacto solo se puede hacer cuando la estación está volando por encima de donde se encuentra la estación telepuente y, debido a su velocidad, cada llamada dura un promedio de 10 minutos.

“El trabajar en equipo es fundamental: si las cosas no se hacen equipo, no funcionan”, afirma Funes, quien ha participado en más de una decena de contactos.

Con cada evento, el centro educativo se viste de fiesta. Los alumnos suelen preparar decoraciones relacionadas al espacio e invitar a familiares y amigos a participar. En el caso de la Base Esperanza, tras el evento los miembros homenajearon a los niños con un desfile en motos de nieve, vestidos de astronauta, cuenta Funes.

“Esta es una oportunidad maravillosa, porque a través de los niños va a los docentes, de los docentes, a los padres de los padres, a los otros familiares, a los amigos”, dice el radioaficionado. “Nunca van a olvidar este contacto, este sueño de hablar con un astronauta en el espacio en órbita alrededor de la Tierra”.

Fuente y fotos: ciencia.nasa.gov